Luis LÓPEZ GALÁN Relato Quedaba poca luna cuando Casilda Vega desguazó con furor las sábanas blancas. Un corte arriba y otro abajo, que no las quería ni ver. Se arrellanó en el colchón desvestido justo después y asentó con obstinación los pies en las baldosas gélidas. Octubre y ya aquel frío, nada se iba a dejar el año para diciembre, menuda barbaridad. Miró los desgarrones de sábana por los suelos, su ajuar cercenado, y se echó a llorar con las mismas que quien se echa a morir: barbilla solemne y tiritera en las manos, que eso lo sabía ella de habérselo visto hacer a tantos muertos, vaya si lo sabía. Pero no. Que no y que no. Un fuego le quemó los intestinos, el de siempre, el de los Vega, y agarró un jirón de sábana para deshollinarse con él el labio de arriba y sacudirse luego el desconsuelo. Ni se iba a quedar ella gimoteando por aquel hombre a esas alturas, ni estaba para andar perdiendo el tiempo, mira tú.
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Junio 2022
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