Luis LÓPEZ GALÁN Relato Abrí los ojos y los sonidos de arpas ya andaban relampagueando por las paredes de mi alcoba. También tropezaban por allí las notas melosas y la armonía pausada y se sentía ese temblor sutil conocido en la madera de mi puerta, provocado por las vibraciones firmes de aquella música. Esa vez, en concreto, me desperté justo en el momento en el que la composición se alborota, ese en el que decide dar marcha atrás y atravesar sus propias tinieblas, como si fueran necesarias en aquella casa tras su año entero de sombras a cuestas. La Tempestad llegaba desde el piso de abajo: mi desvelo y su cantinela de cada mañana, esa banda sonora que desde hacía meses reincidía en todas mis amanecidas. Apreté los puños y dejé que mis ojos se perdieran en el cielo a través del cristal: estaba todo lleno de estratos bien oscuros y compactos, como correspondía. La ventana era un sonajero y las embestidas del viento entremezclaban el sonido de sus golpes con el tintineo de la sinfonía de Sibelius, que continuaba colmándolo todo detrás de la puerta de mi alcoba, izándose por las escaleras como una bandera, penetrando en el yeso de las paredes, meciendo briznas de silencio en el aire.
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Junio 2022
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