Luis LÓPEZ GALÁN Texto ensayístico
Una primera lectura del fragmento anterior, correspondiente a la obra teatral Casa de muñecas de Henrik Ibsen (1879), invita a pensar en Nora Helmer, el personaje hablante, como una heroína feminista en toda regla, una mujer liberada de la opresión matrimonial, familiar y, por lo tanto, social. Ahora bien, ¿lo es realmente?
0 Comentarios
Luis LÓPEZ GALÁN Relato La plaza es un alboroto y eso siempre me agita las entrañas. Me planto en la esquina indicada en un arrastrar de sandalias, con tedio, como cada mañana dominical desde hace cuatro mañanas dominicales. Lo hago y maldigo a Florencia entera con las mandíbulas bien apretadas por convertirse en un círculo del infierno de Dante un domingo más.
Luis LÓPEZ GALÁN Microrrelato Cruzó el portal, dejó el pulgar en el aire—arriba, abajo, Espíritu, Santo— y trató de sosegarse: la respiración contenida entre dos costillas y luego todo fuera, un huracán por la boca. Le puso ahínco, pero nada --qué sé yo—, no hubo sosiego.
Salió y sus pies tuvieron vida propia, corre que te corre por la acera. Otra noche sin dormir --ya he perdido la cuenta— y ahora a pedir a limosna. Si se lo hubieran dicho hace tres meses… la letra del coche, la luz sin pagar, ¿y el bar? El bar, nada. Pasó por la puerta de la Carmen una vez y dos y tres. No se atrevía. Estarían comiendo, pensaba —¡qué bochorno, Señor mío! —, y no sabía ni qué decir. Que tenía las migas puestas, pero ni un triste huevo. Que se le había roto el pantalón al pequeño --ay, mis niños—, y eso que era el más nuevo. Se envalentonó porque no le quedaba otra y la tempestad se le subió a los ojos. Carmen abrió la puerta. Su frente, un acordeón. —Ay, Carmen, hija… —El bar cerrado, claro. Como todo. —A cal y canto. Ya no sé qué hacer, me lo van a quitar todo… Calló un momento. —Pasa, mujer, y coge lo que sea para tus niños. ¡Ah! Y una cosa te digo. Los ojos enormes. Los labios trémulos. —Levanta esa barbilla bien alto, que hay cosas que no nos va a quitar a nosotras nadie. Luis LÓPEZ GALÁN Relato Se pierde en los libros, siempre le ha ocurrido. Quimeras de tinta, vidas imaginadas, pensamientos desconocidos que se abren en las páginas como los pétalos macilentos de un narciso. Abre un libro y se le adormece cualquier mal temple, se le apaciguan las ansiedades, se le transforma el recelo hacia sí misma en la gracilidad del vuelo de una mariposa.
Luis LÓPEZ GALÁN Relato Abrí los ojos y los sonidos de arpas ya andaban relampagueando por las paredes de mi alcoba. También tropezaban por allí las notas melosas y la armonía pausada y se sentía ese temblor sutil conocido en la madera de mi puerta, provocado por las vibraciones firmes de aquella música. Esa vez, en concreto, me desperté justo en el momento en el que la composición se alborota, ese en el que decide dar marcha atrás y atravesar sus propias tinieblas, como si fueran necesarias en aquella casa tras su año entero de sombras a cuestas. La Tempestad llegaba desde el piso de abajo: mi desvelo y su cantinela de cada mañana, esa banda sonora que desde hacía meses reincidía en todas mis amanecidas. Apreté los puños y dejé que mis ojos se perdieran en el cielo a través del cristal: estaba todo lleno de estratos bien oscuros y compactos, como correspondía. La ventana era un sonajero y las embestidas del viento entremezclaban el sonido de sus golpes con el tintineo de la sinfonía de Sibelius, que continuaba colmándolo todo detrás de la puerta de mi alcoba, izándose por las escaleras como una bandera, penetrando en el yeso de las paredes, meciendo briznas de silencio en el aire.
Luis LÓPEZ GALÁN Ejercicio en humilde tributo al Manual de instrucciones que Julio Cortázar incluyó en su obra Historias de cronopios y de famas Si ha llegado a eso que llaman madurez, habrá notado ya que la mayor parte de los problemas del individuo provienen de una acción física muy concreta del cuerpo humano: la necesidad de abrir la boca, entendida en el entorno que nos concierne como la necesidad de sacar impetuosamente una opinión a pasear y no de otros menesteres, como pudieran ser el comer o el bostezar; esos tendrán su propia instrucción.
Luis LÓPEZ GALÁN Relato elegido en convocatoria y publicado por Revista Virtual Quimera Makeda se ha despertado de una siesta de espuma de mar. Tiene el cabello revuelto por las olas del ensueño y en sus oídos aún siente rubor de aguas profundas. Baja las plantas hasta las baldosas gélidas del suelo de la alcoba y se estremece al incorporarse: sus pies parecen todavía cubiertos por la arena acuosa del fondo marino y sus músculos no responden al oxígeno del aire, entumecidos a la espera de la libertad de los océanos. Llega hasta el baño y se sacude con un hastío aniñado, vigoroso, con vida propia: las órdenes de mamá no se han cumplido y sabe que habrá consecuencias, pero como no pretende corromper el presente con huracanes de futuro, se mira en el espejo y busca a Afrodita, como cada vez. La acaba de ver en la narcosis añil de la siesta y ha vuelto a desaparecer, como cada vez. Indaga en sus pupilas de tinieblas, en el reflejo de su tez morena, pero nada, Afrodita ya no está, como cada vez.
Luis LÓPEZ GALÁN
Relato finalista del concurso de cuentos navideños 2020 en Zenda Libros
Se diluye el último huésped en la neblina de Blackfriars Road, se extingue la claridad del ordenador; ahora hay que desenchufarlo, enrollar el cable y trasladar los bártulos a la oficina de arriba, donde la jefa de Pisos atesora los objetos olvidados. El segundo cierre este año, los dos en su turno.
Abraza el monitor, trepa los escalones y en la subida le acechan las luces titilantes del abeto: debe apagarlas antes de marcharse. Hace quince días que lo engalanaron con esas llamitas postizas y esos lazos rojos, con cierta ilusión cohibida entre los dedos, anillos de luz invisible, pero todo se ha ido al traste. Luis LÓPEZ GALÁN Relato Quedaba poca luna cuando Casilda Vega desguazó con furor las sábanas blancas. Un corte arriba y otro abajo, que no las quería ni ver. Se arrellanó en el colchón desvestido justo después y asentó con obstinación los pies en las baldosas gélidas. Octubre y ya aquel frío, nada se iba a dejar el año para diciembre, menuda barbaridad. Miró los desgarrones de sábana por los suelos, su ajuar cercenado, y se echó a llorar con las mismas que quien se echa a morir: barbilla solemne y tiritera en las manos, que eso lo sabía ella de habérselo visto hacer a tantos muertos, vaya si lo sabía. Pero no. Que no y que no. Un fuego le quemó los intestinos, el de siempre, el de los Vega, y agarró un jirón de sábana para deshollinarse con él el labio de arriba y sacudirse luego el desconsuelo. Ni se iba a quedar ella gimoteando por aquel hombre a esas alturas, ni estaba para andar perdiendo el tiempo, mira tú.
Luis LÓPEZ GALÁN Artículo. Al pensar en Zanzíbar, el archipiélago tanzano ubicado frente a las costas de Dar Es Salaam, capital financiera y comercial de Tanzania, uno imagina playas desiertas y paradisíacas de arena fina y blanca, de aguas cristalinas. El pensamiento no va mal encaminado, por supuesto, pero Zanzíbar guarda entre sus encantos una ciudad de peso importante en la historia de esta parte de África, la desgastada Stone Town, y a su vez esta, entre sus callejones, un secreto: haber sido el lugar que vio nacer a Freddie Mercury.
|
Luis López Galánblog. ¿Tienes alguna propuesta? ¡Contáctame!
Archivos
Junio 2022
|